En restaurantes y pescaderías sustituyen 44% de los pescados que venden
Marlín, huachinango y curvina son sustituidos por otra especie 100, 88 y 53 por ciento de las veces.
Press Release Date: March 10, 2021
Location: CIUDAD DE MÉXICO
Contact:
Diana Amador | email: damador@oceana.org | tel: Diana Amador
El 44% de los pescados que se venden en pescaderías y restaurantes de Guadalajara, Mérida, Ensenada y Tijuana son sustituidas por otras especies que en muchas ocasiones son de menor precio, de acuerdo con la segunda edición del estudio #GatoXLiebre.
La sustitución más común ocurre con especies como el huachinango, que a menudo es suplantado por la basa, un pescado de mucho menor precio e importado de China y Vietnam. Los resultados revelan que en la ciudades donde se tomaron la muestra los “maestros del disfraz” son el marlín (100% de sustitución), el huachinango (88% de sustitución), y la curvina (53% de sustitución). Esta sustitución ocurrió en pescaderías la mitad de las veces que compramos pescado, y 2 de cada 5 veces en restaurantes
“El estudio #GatoXLiebre 2.0: dime qué pescado comes y te diré cómo te engañaron es una radiografía del panorama y las afectaciones que se producen con la sustitución de especies en la cadena de valor del pescado en México. Los consumidores son los más perjudicados, ya que pagan un sobreprecio por pescados que no son los que ordenaron o pidieron. Con este estudio aportamos la evidencia de un problema público de grandes dimensiones y también nuestras propuestas para solucionarlo, con la participación de la industria pesquera y las autoridades del sector”, afirmó Renata Terrazas, Directora Ejecutiva de Oceana.
De acuerdo con el reporte, un kilo de robalo o huachinango puede llegar a los 490 o 412 pesos, respectivamente, cuando en realidad estás comprando tilapia, cuyo precio de venta es de 68 pesos por kilo. Lo mismo pasa con la cabrilla cuyo costo por kilo es de 495 pesos, y se sustituye por basa, que tiene un precio de 80 pesos por kilo.
El engaño no solo afecta a los consumidores. Para los pescadores genera afectaciones económicas graves, debido a que se vende pescado importado, como la basa, como si fuera producto nacional. Para el sector es difícil competir en el mercado con productos importados baratos, ya que sus costos de producción son considerablemente menores, más aún si estos se venden como si fueran especies nacionales de mucho mayor valor.
“Esta práctica perjudica nuestros bolsillos, ya que en ocasiones la diferencia de precio entre la especie solicitada y la obtenida llega a ser de 700%. Como consumidores tenemos derecho a recibir el producto por el que pagamos y tomar nuestras decisiones con la mejor información disponible”, dijo Mariana Aziz, Directora de Campañas de Transparencia.
Este engaño también afecta la salud de los mares y se contrapone con los esfuerzos de protección de especies amenazadas. Por ejemplo, el marlín y cabrilla que son pescados de alta demanda, encontramos que fueron sustituidos por tiburón mako, una especie amenazada de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Oceana, la mayor organización internacional dedicada exclusivamente a la protección de los océanos, propone una política de trazabilidad de los productos pesqueros, con la que podamos rastrear el camino que recorre un pescado para llegar a las mesas de los consumidores, también conocido como cadena de valor. y brindar información veraz sobre la especie y origen del pescado que comemos.
“Esta política nos permitirá tener información clara en cada etapa de la cadena de valor del pescado, e identificar en cuál ocurre la sustitución y poner manos a la obra. Una buena política de trazabilidad nos ayudará a tener la certeza de que estamos consumiendo el pescado que nos vendieron, y que el producto es resultado de la pesca legal”, afirmó Aziz.
Actualmente Oceana trabaja con la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) para construir una norma de trazabilidad que permita rastrear el pescado del barco al plato. Este proceso se encuentra en una etapa temprana, pero se encuentra dentro de las prioridades contenidos en el Programa Nacional de Pesca y Acuacultura 2020-2024.
Metodología
Para llevar a cabo el estudio #GatoXLiebre, se recolectaron e identificaron genéticamente 174 muestras de pescaderías y restaurantes en cuatro ciudades de México, de las cuales 57 muestras provenían de Tijuana-Ensenada (muestreo conjunto), 62 de Guadalajara y 55 de Mérida.
Se tomaron muestras de pescados vendidos con los siguientes 10 nombres comerciales: marlín, mero, dorado, robalo, sierra, huachinango, atún, mojarra, lenguado y curvina. Adicionalmente, se tomaron muestras de algunos nombres comerciales típicos de cada localidad ya que en Ensenada-Tijuana se incluyó el jurel y en Mérida el esmedregal y el chac-chi.
Para más información contacta a Diana Amador en damador@oceana.org