¿Qué son los humedales y por qué deben importarnos? - Oceana México
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February 1, 2022

¿Qué son los humedales y por qué deben importarnos?

 

Manglares, pantanos, marismas, charqueras, estuarios, turberas, los humedales tienen muchos nombres, pero todos ellos cumplen el mismo papel fundamental para los territorios donde se encuentran. Son hogar de y espacio de alimentación para aves, peces, reptiles y otras especies a la vez que protegen las costas de los impactos de huracanes.

Según la Convención de Naciones Unidas sobre los Humedales de Importancia Internacional, conocida como Convención Ramsar, los humedales son “todas aquellas extensiones de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de agua, ya sean éstas de régimen natural o artificial, de forma temporal o permanente, de forma estancada o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de 6 metros”.

México tiene registrados 142 humedales de importancia internacional bajo la Convención Ramsar, abarcando desde la península de Baja California hasta la de Yucatán. Algunos de ellos son:

  • Humedales del Delta del Río Colorado
  • Parque Nacional Cabo Pulmo
  • Marismas Nacionales
  • Humedales del Lago de Pátzcuaro
  • Manglares y Humedales de Tuxpan
  • Manglares y Humedales de la Laguna de Sontecomapan
  • Lagunas de Chacahua
  • Sistema Estuarino Boca del Cielo
  • Parque Nacional Lagunas de Montebello
  • Reserva de la Biosfera Pantanos de Centla
  • Reserva de la Biossfera los Petenes
  • Parque Nacional Arrecifes de Cozumel
  • Parque Nacional Arrecifes de Xcalak.

Si quieres explorar y descubrir otros humedales mexicanos  de importancia internacional puedes visitar el mapa de la Convención Ramsar.

Pero los humedales no solo están en las costas. En la Ciudad de México puedes conocer el Sistema Lacustre los Ejidos de Xochimilco y y San Gregorio Atlapulco que es uno de los humedales más interesantes de un ecosistema remanente de la Cuenca de México formado por planicies inundadas naturales y cuerpos de agua inducidos que alberga gran cantidad de especies de flora y fauna acuática y terrestre, algunas de ellas vulnerables y de distribución muy restringida como el lirio amarillo (Nymphaea mexicana) y el ajolote neoténico (Ambystoma mexicanu) aportando un patrimonio genético importante, además de funcionar como zona de alimentación y reproducción de peces y aves.

Lamentablemente, los humedales son ecosistemas altamente amenazados. México pierde en promedio 10,000 hectáreas anuales de manglares, una superficie equivalente a 14.5 veces el Bosque de Chapultepec de la Ciudad de México. Irónicamente, es en este momento cuando más necesitamos a los manglares, ya que la ciencia ha demostrado recientemente que estas plantas tienen la capacidad de capturar más carbono que los bosques tropicales.

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La importancia de los humedales

De acuerdo a la Convención Ramsar, los bosques de mangle o manglares tienen el potencial de capturar carbono hasta 55% más rápido que los bosques tropicales, al mismo tiempo que sirven de barrera en las costas ante ciclones y huracanes. México ocupa el cuarto lugar a nivel global de los países que poseen estos ecosistemas solo después de Indonesia, Australia y Brasil.

En cuanto a otros servicios ambientales, los humedales proveen agua y alimento a al menos 4,000 millones de personas, por lo que son cruciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se estima que el valor de estos servicios alcanza 47,400 millones de dólares al año.

No obstante, a nivel mundial casi 35% de los humedales se han perdido desde 1970, a una velocidad tres veces mayor que la de los bosques, lo que convierte a estos espacios anfibios en los ecosistemas más amenazados del planeta, según la Convención Ramsar.

Por mucho tiempo a estos lugares se les discriminó por distintas razones. Por ejemplo, en la Italia medieval los pantanos se consideraban lugares malolientes donde el agua estancada generaba un mal aire (mal-aria) que enfermaba a las personas. El nombre latino para esos lugares pantanosos era “palude”, que no por casualidad comparte la misma raíz con el paludismo, una enfermedad vinculada a los pantanos.

A raíz de este pensamiento, en muchos casos las ciénagas fueron secadas y la vegetación retirada para “limpiar” el área. En la actualidad sabemos que la malaria y el paludismo no son enfermedades necesariamente transmitidas por los pantanos, sino por un parásito transmitido por cierto tipo de mosquitos. Basta con controlar las poblaciones de mosquitos para prevenir las enfermedades.

Sin embargo, la guerra contra los humedales persiste motivada por la ignorancia de su valor ecológico, además de otros factores comunes del deterioro ambiental: la expansión de las tierras agrícolas, el crecimiento indiscriminado de las ciudades, la contaminación, el acaparamiento de tierra con fines especulativos, el aumento del turismo desordenado y otras industrias extractivas.